La primavera influye directamente en nuestro organismo, sobre todo, en nuestras hormonas. La primavera conlleva muchos beneficios, un aumento de horas de luz en nuestro día a día, los días se van alargando y las noches se acortan provocando un cambio en la producción de hormonas como la melatonina, la encargada de las emociones, del apetito o el sueño, y la feromona, la hormona encargada de aumentar el deseo sexual. Pero la realidad es que la llegada de la primavera también provoca reacciones no tan buenas como: las alergias y la astenia primaveral.

La astenia primaveral, también llamada “depresión primaveral”, se produce en los primeros días del comienzo de la primavera. Cuando llega, alguno de los síntomas son, debilidad, tristeza, trastornos del sueño o dolor de cabeza. Otros son, falta de apetito o deseo sexual, problemas de memoria o concentración, cansancio, insomnio durante la noche y somnolencia durante el día, incluso podemos llegar a sentirnos más irritantes o nerviosos o con una sensación de malestar general.

La primavera también de alguna manera nos obliga a cambiar nuestros hábitos. El tener más horas de luz o el cambio de hora, nos hace querer adoptar otras rutinas que en el invierno no teníamos. Todos estos cambios pueden hacer que las endorfinas, las hormonas encargadas de nuestro bienestar, se reduzcan provocando una depresión leve y la sensación de agotamiento.

Estos síntomas, como hemos dicho antes, son a consecuencia de un cambio en nuestra rutina diaria y ambiental. Por eso, en cuanto nuestro organismo consiga adaptarse a los nuevos cambios, los síntomas de la astenia primaveral irán desapareciendo.

Si somos propensos a padecer este tipo de trastornos, debemos anticiparnos e intentar que nuestro cuerpo se vaya adaptando a estos cambios antes de que sucedan, incluyendo algunos hábitos en nuestra vida diaria.

La práctica de ejercicio físico junto con una alimentación sana y equilibrada son dos factores importantes para combatir la astenia primaveral. Hay determinados alimentos que pueden ayudarnos a combatir la astenia primaveral, como el aguacate, las fresas, el limón, las verduras de hoja verde, o la levadura de cerveza. Estos alimentos pueden aportarnos las vitaminas necesarias para evitar la fatiga y el cansancio.

Hidratarnos correctamente.La falta de hidratación en el organismo puede provocarnos dolores de cabeza. 

Tener un horario fijo y unas rutinas a la hora de dormir.

Aunque son muchos los cambios que podemos incorporar a nuestra rutina y alimentación con la llegada de la astenia primaveral, existen complementos alimenticios a base de plantas, como la rhodiola, que mejoran el ánimo y reducen los estados de depresión, además de aumentar nuestra energía. 

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La astenia primaveral no es ninguna enfermedad sino un trastorno adaptativo cuyas molestias, en la mayoría de los casos, son leves o moderadas y suelen desaparecer al cabo de unos días. Por lo tanto, no precisa tratamiento médico.

Sin embargo, como muchos de estos síntomas son comunes a diferentes enfermedades, en caso de que duren más de 2-3 semanas es necesario acudir al médico para que descarte otros problemas, como anemia o depresión.